Al anunciar el fin de su relación laboral con UFC, USADA situó a Conor McGregor en el ojo de la tormenta al dar a entender que un supuesto trato preferencia con el peleador fue lo que rompió la alianza entre ambas compañías.
UFC no hizo esperar su respuesta y le devolvió el golpe a la agencia de antidoping a través de Hunter Campbell, su director de negocios.
«Conor está en la piscina de testeo. Él se puso a disposición en toda manera imaginable», declaró Campbell (vía MMA Fighting). «Se los puedo decir porque yo personalmente fui parte de todo el proceso. Se ha desenvuelto con integridad y honestidad. Ha hecho todo bien. Y, como podrán imaginar, está muy molesto por la forma en la que se ha usado su nombre. En toda su historia nunca han hecho eso con ningún atleta. Lo diré una vez más, lo que han hecho es asqueroso. Es perturbador y asqueroso que una entidad que opera con honor e integridad lo use como un vehículo mediático para alimentar una narrativa falsa, y creo que tienen cierta responsabilidad legal de la que deberían estar preocupados».
El plan de UFC era programar el regreso de McGregor para finales de 2023, pero el requerimiento de los seis meses dentro de la piscina de testeo de USADA complicaron el retorno de la figura más popular de la compañía.
En su comunicado, la agencia explicó que la situación de McGregor hizo que su relación con UFC se vuelva «insostenible».
A lo largo de los diez años que lleva compitiendo en UFC, el irlandés jamás ha dado positivo por ninguna sustancia prohibida.